VOZ Y POESÍA

Hubo un día en que solo me preocupaba mi bicicleta. Después me casé, y mi esposa me enseñó a preocuparme también por mi hija. Maduré y recordé a mis padres. Mi conciencia se hizo mayor y pasó a importarme todo mi árbol genealógico, pero también mis alumnos y mis vecinos. Mi conciencia continuó creciendo hasta dividirse en mil pedazos, y aprendí a guardar un trocito para cada cosa que reclama mi atención, desde la salud de mi canario Nahuelito, hasta los mapuches desterrados de la Patagonia. Desde el misterio de mis bonsáis que también sufren el cambio climático, hasta la sangre de monjes budistas derramada en el Tíbet. Locura? Sentido de la existencia? Vivo la vida que quiero, porque quiero la vida que vivo. En este espacio, encontrarás puertas abiertas, por donde asomarte a mi pasado, a mi presente. Y si te enamoran las mismas cosas que a mi me enamoran, se hará más fácil encontrar la salida en el laberinto de la felicidad. Un mundo mejor es posible, y está al alcance de nuestras mano...