Lágrimas por Haití


Haití, mis lágrimas de hoy son para ti.
Por tus sobrevivientes, por tu pueblo valiente.
Por tus madres sufrientes, por tus muertos vivientes.
Jugando a ser irónico y cruel,
el destino encargó a la muerte que te devuelva la vida.
Y al final de ese juego esperpéntico, iracundo,
recuperas tu lugar en el mapa del mundo.
El que te arrebató la historia, el que nunca deberías haber perdido,
porque nadie bien parido podrá olvidar jamás,
quién eres, dónde vives, hacia dónde vas.

La tierra tiembla y con ella
la conciencia de los pegados al poder, de los sin alma,
de los extraviados en la evolución de la especie,
de los que perdieron la humanidad y quedaron anclados
al eslabón de los predadores carroñeros.
Después de ti Haití, nadie podrá reconciliar el sueño,
nadie podrá seguir siendo el mismo de antes.
Conciencias que claman, pesadillas que interrogan.
Quién te condena a purgar culpas ajenas?.
Quién se merece una generación perdida?
Qué Dios clava su espada en tu eterna herida?

Tu trágico destino ha hecho variar
la dimensión del tiempo, con razón.
Las agujas del reloj marcan ahora
la hora de la reconstrucción.
A través de los ojos de tus hijos sin padres,
sin familia, sin pasado, entre ruinas y escombros,
entre llantos sin consuelo, vuelves a ver al final del túnel
una luz de esperanza.

Una paloma se abre paso entre la tierra y el cielo.
Si, el mismo que compartimos con tiranos y corruptos,
con esos que te privan de alimentos,
con esos que quisieron saquear una página de tu historia
para enterrarla en el abaismo más oscuro
pero que no podrán robarte jamás,
la página más hermosa de tu futuro.

Entre la tierra y el cielo, una paloma eleva su vuelo,
su inocencia no entiende de fronteras,
ni de idiomas ni color de piel.
Ella no distingue entre invasiones camufladas
o generosidad sin límites.
Tan solo bate sus alas
con la inagotable energía de la solidaridad.
con la fuerza del amor.

La lluvia de millones que te llega en esta hora cero,
que no exima la responsabilidad
que le cave al mundo entero.
Enterrado quede para siempre
el dolor de lo que fue, y de tus cenizas,
brote un nuevo jardín de esperanza,
con flores de dignidad para tu pueblo,
con perfume de libertad para tu gente.

Que mis lágrimas, Haití,
te ayuden a encontrar la ilusión perdida,
que acompañen tu andar con calma, sin prisa
y volverá entonces la paz a tu alma,
cuando recuperen tus hijos la sonrisa.

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