Argentina 2012

El “jet lag” del cuerpo se fue en unas horas, pero la huella que este viaje dejó en nuestras almas, no se borrará jamás.
Por lo que llevamos y por lo que recibimos. Por los encuentros y los reencuentros. Por el tiempo maravilloso  que pasamos junto a familia y amigos. Una fiesta para el alma que ni las agujas del reloj se quisieron perder. Ellas también hicieron su aporte, deteniendo su andar. Nadie como ellas sabe que la vida no se mide por las veces que respiramos, sino por los momentos que nos quitan el aliento. Y eso es lo que sucedió una y mil veces.
Nuestra  mochila fue vacía y regresó repleta de vivencias entrañables, de anécdotas y sorpresas maravillosas, que necesitarán un buen tiempo para ser procesadas y valoradas en su verdadera magnitud. Por nosotros, y por los amigos que nos acompañaron espiritualmente.
Por todo ello y mucho más,  valen la pena 30 mil kms de viaje, con una Hoja de Ruta de aeropuertos internacionales, con más de 8 ciudades, 3 países, 2 continentes y una sola meta: compartir con nuestra gente un mate de cercanía, mirarnos en silencio a los ojos,  para decirnos las cosas que no necesitan palabras.

 
Aeropuerto Charles De Gaulle, Paris 

Probablemente este texto nunca vea la luz pública, ni sea el prefacio de ningún libro, pero sí llegará a manos de nuestra familia y al corazón de nuestros amigos, con los que nos unen mucho más que lazos de sangre. Porque una cosa es compartir genes y otra es compartir vida. Una cosa es lo que dicen los fríos archivos de un registro, y otra muy distinta lo que se vive en el patio de una escuela de Patagonia.
Alejándose del clásico  género epistolar, del perfil de crónica periodística, este texto aspira a un estado de virtuosismo poético que se corresponda con el rango humanístico y gozoso que tuvo nuestra visita al pago. Donde el invierno y el verano se juntaron para honrar la amistad. Donde el sur y el norte se dieron la mano para recordar que su naturaleza sigue siendo la misma. Donde los afectos perviven poniendo el pecho a las cenizas volcánicas, a los vaivenes políticos, y a los avatares de la vida.


Aeropuerto de Bariloche.  
 
 Inés con Guillermo, Carlos, Teresa y Lidia

Ese es el mejor regalo que nos trajimos, saber que permanece inalterable aquello que un día dejamos atrás. Recordar una vez más, que la distancia no es olvido. Descubrir al calor del fogón, que la vida es infinitamente más hermosa de lo que nuestros ojos pueden ver.

 
                En Tanti, Córdoba, con mi viejita

Córdoba.  Primera parada, obligada y placentera.  Tanti, convertido en nuevo nido de los Namuncura, desde donde mi madre sigue dándonos lecciones de vida. Donde volví a maravillarme con la belleza de las sierras cordobesas, donde comí las empanadas del Laucha, los asados de Héctor. Donde compartimos vida con Luna y Martina. Cortos pero intensos momentos que oxigenan el alma y sirven para afianzar un nuevo destino en mis próximos viajes.


Cipolleti, con Delia y familia
 
 
 

                                                     Cipolleti, con compañeros de Instituo

Cipolleti.  Alto Valle de Río Negro, allí pasé unos días hermosos junto a Delia, Pepe y mis adorables sobrinas. Donde me aguardaba también una sorpresa histórica, el reencuentro con antiguos compañeros de facultad.

Con Wilde, Radio Nacional JACOBACCI

                                                         Jacobacci, en casa de Cholita

Jacobacci.  Reino de los Speratti, cuna de la Trochita y del viento. Corazón de la Meseta rionegrina, donde los volcanes desatan su furia y se aprende a vivir al rigor de la naturaleza.  Allí me esperaban buena parte de las grandes alegrías del viaje. Desde ex alumnos, colegas de antaño, hasta los nuevos descubrimientos. Una caja de sorpresas que arroparon nuestros sueños y aventuras, siempre dispuestos a recibir el mensaje cultural y pedagógico que subyace en cada una de nuestras visitas.


Jacobacci, en casa del Conde di Giaco

                         Jacobacci, presentación de "Argentina en el  alma, España en el corazón"
                                                      

Bariloche.  Capital de los Lagos del Sur… y de la Amistad. Punto de encuentro con más familia y más amigos. Desde la casa de Lidia y Carlos, convertida en centro de operaciones, desarrollando actividades privadas y públicas, prodigando afectos. Agenda y calendario fueron consumiendo sus hojas, como los juegos de Londres, pero las invitaciones parecían no tener fin. Como no lo tiene el deseo de estar con los amigos, esos que renuevan en cada guitarreada el deseo de volver a verse pronto. Al calor de una primavera anticipada, las aguas serenas del lago escuchaban una íntima confesión:
"Yo tengo tantos hermanos, que no los puedo nombrar
en el valle, la montaña, en la pampa y en el mar.
Cada cual con sus trabajos, con sus sueños cada cual
con la esperanza delante, con el recuerdo derás,
yo tengo tantos hermanos, que no los puedo nombrar"

Centro Cívico de Bariloche

                                                                 
                                 En casa de J.C. Bertino, con Graciela, Buby, Patricia y Oscar.

GRATITUD,  es la palabra que figura en la primera hoja del cuaderno de viaje. Sentimiento permanente de un viaje que ya era maravilloso antes de suceder. En la última página, una foto de Martín. Su espíritu nos acompañó protegiendo nuestros pasos, haciendo que el tiempo transcurrido en nuestra querida Argentina, sea rico, jugoso e inolvidable. Por eso, y por los regalos recibidos, hasta que tenga edad para hacerlo personalmente, nuestro agradecimiento en su nombre.
Finalmente, de una cosa pueden estar seguros todos y cada uno de los amigos del otro lado del charco, después de haber regado el árbol de la amistad piel a piel, por teléfono o Internet, de haber recibido tanto cariño,  este viaje marcará un hito en nuestras vidas. Si a partir de él somos un poco más sabios, un poco más buenos, es gracias a ellos,  y a Dios.
Recargo de baterías. Ilusiones renovadas. Nuevos proyectos en el horizonte, y una expresión de deseo: quiera Dios que ambos países retornen pronto a la senda de la prosperidad, para que podamos todos alcanzar nuestros mejores sueños. Para que las utopías no sean eternas. Para poder vernos más seguido, y continuar cultivando el Arte del Encuentro.  Para seguir teniendo a la Argentina en el alma, y España en el corazón.


                                                                   



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