Dolor en la superficie, impotencia en el fondo
Dolor en la superficie, impotencia
en el fondo
Que venimos
haciendo las cosas mal desde hace mucho tiempo, no es una novedad.
La riqueza mundial
se concentra cada vez en menos manos, pero más temprano que tarde esto empezará
a cambiar, y Dios nos pille confesados.
Los pobres
y marginados están empezando a cobrar sus deudas históricas. Facturas que han
de pagarse con dinero de las riquezas (de dudoso origen en algunos casos) de
las potencias imperialistas, y lamentablemente, también con sangre inocente.
Piratas y
cuervos los hubo y los habrá, hasta al Vaticano le cuesta librarse de ellos.
Las injusticias por acción o por omisión que arrastramos por siglos, necesitan
siglos para alcanzar el equilibrio entre el bien y el mal, que garantice un
estado de paz y bienestar sólido y duradero.
Los
poderosos en la sombra, ven que el tiempo se les agota, como el petróleo, su
horizonte no va más allá de unos pocos instantes de falso confort en lujosos bunkers.
No obstante, sus almas no están tranquilas, el miedo no abandona sus cuerpos,
porque saben que al salir de ellos, les espera una jauría dispuesta a
comérselos vivos.
Ojo por ojo, bomba por bomba
El
occidente que conocimos está siendo invadido por el oriente que desconocemos. Entre
la hipocresía y el miedo reinante, me cuesta encontrar un artículo de prensa
que entre sus reflexiones incluya el desigual reparto de riquezas en el mundo…
o no es acaso una de las principales causas de lo que estamos viviendo.
En este
mundo inestable solo una cosa es segura, la sensación de inseguridad. Junto al
desastre medioambiental, va siendo hora de tomar conciencia también de:
·
La
manipulación informática, que crea formas de pensar proclives a los regímenes
democráticos, y encuentra en Internet el canal óptimo.
·
Europa
es una fortaleza del siglo XXI similar a los castillos feudales de la Edad
Media, con súbditos aterrorizados por miedo a que el “sistema” les destierre.
La orca o la hoguera de antaño se traduce hoy en recortes presupuestarios,
desahucios, negación de créditos, etc.
·
Si
la gente aprende a odiar, también puede aprender a amar. Todo es cuestión de
aprender.
Paradojas de un mundo de contrastes
* 14 islamistas fanáticos ponen en jaque a
buena parte del continente occidental y cristiano, a su ejército y policía,
haciéndoles gastar en solo dos días miles de millones de euros.
* Tantos miles de desocupados en la Unión
Europea es otra de las bombas de relojería a punto de estallar en cualquier
momento.
Entre
todos, (unos con más responsabilidad que otros), le ponemos en bandeja el escenario
ideal a las grandes potencias para el control absoluto de las masas, de cada
uno de los ciudadanos, y de paso el apoderamiento por la fuerza de los recursos
naturales de los países débiles. Vale, pero dos cuestiones: primero, hasta
cuándo les durará la alegría; la avaricia es un saco que, como los sueños, también
se rompe. Segundo, es esto lícito, justo, ético humanamente hablando?.
Pasividad, indiferencia, cobardía
La
pasividad y silencio de los que amamos la paz permite que los fanáticos vayan
ganando terreno, y caemos en la tentación de responder a los actos bárbaros con
otra barbarie.
Por eso la
defensa de la paz es un acto de valentía, hoy más que nunca. La necesidad de
llamar a las cosas por su nombre se ha convertido en una obligación,
fundamental si queremos empezar a cambiar el rumbo de la debacle.
Liberté, egalité, fraternité…
Sí, pero… libertad
para quienes?...igualdad para todos?...Fraternidad entre todos?. ¿Se aplica ese
hermoso slogan en los barrios periféricos de las grandes ciudades europeas?.
Mea culpa. La Iglesia ha empezado a reconocer
sus errores, algunos gobiernos se disculpan por las atrocidades del pasado,
pero en Europa no se ve ningún atisbo de reconocer su culpabilidad en infinidad
de actos reprochables del pasado, y mucho menos de pedir perdón. No pocos creen
que la única manera de pagar esa actitud de soberbia y arrogancia es con
sangre, trasladando a su apacible vida la angustia, y sufrimiento que sus
respectivos pueblos de origen padecieron por siglos.
El actual
estado de psicosis que vive particularmente Europa, es culpa de todos. A partir
de ahora cada palo deberá aguantar su vela, y cada cual arrastrará la cruz que
le corresponda. Porque hay un defecto humano que nos cuesta corregir: no actuar
hasta que el agua llegue al cuello.
Cambio
climático
La primera sacudida de nuestra vida la recibimos en el
mismísimo nacimiento, “pa llorar”, porque es saludable, dicen las matronas. A
partir de ahí necesitamos de vez en cuando un cachete para espabilar, tomar
conciencia, como dicen en Cuba, “ponernos a las cosas”. Lamentablemente
necesitamos varios muertos, -de los nuestros-, para comprender lo que pasa fuera
de nuestros refugios y vallas de protección. Los muertos de los otros no
cuentan?. ¿Es imprescindible el mal para que florezca el bien?.
Es deseable esperar que también Paris se convierta esta
semana en un antes y un después respecto al Cambio Climático, y de una vez por
todas las grandes fortunas del mundo pongan sus barbas en remojo. La Humanidad
no aguanta más emisiones contaminantes, ni biológicas, ni éticas, ni morales,
de lo contrario la atmósfera se hará irrespirable…también para ellos.
No sé si los líderes mundiales atenderán a lo publicado
en la Encíclica LAUDATO SI, o a lo escrito en mi libro LA VIDA DEL MUNDO. Por
si acaso… dicho queda.
J´aime la paz
El mundo
nunca fue un camino de rosas, ni un jardín florido. Conocer el pasado, el
origen de las cosas nos permite entender el dolor del presente. La eterna y
descarnada lucha entre las grandes potencias se reproduce hoy en Siria. La
verdad es que, escudados en eufemismos y falaces argumentos seguimos
peleándonos por lo mismo, las riquezas naturales, las fuentes de energía no
renovables, etc.. Los países “ricos” pretenden salvaguardar su bienestar a
costa de la sangre de muchos pueblos y ciudadanos inocentes. Si no podemos
alcanzar la paz ni siquiera a través de las religiones, podremos lograrlo con
bombas?.
La paz,
como toda grandeza del ser humano está dentro de cada uno. Es la tranquilidad
que procede del orden y de la unidad de voluntades.
“Todo el mundo habla de paz, pero
nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia y ese es el
principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios
unos con otros, ese día estaremos educando para la paz”. María Montessori.
No odio. No
venganza. No violencia
Comentarios