BALANCE DEL 2011














Breve Balance Personal del 2011



El año comenzó con mi arribo a los sesenta, con sorpresas y regalos que la vida me fue dando con el correr de los días. Estos generaban sensaciones agradables como la vivida poco antes de comenzar el año, la presentación en Vigo de mi libro Argentina en el alma, España en el corazón.
Valeria en la dulce espera de su primer hijo, que alumbró felizmente el 2 de Febrero, y entonces, todo cambió.
La llegada del principito Martín, fue el primer regalo de cumpleaños y uno de los más hermosos de mi vida.
Por aquellos días comenzaba en Radio Voz una experiencia radiofónica, como colaborador del programa La Noche con Esther. Algún mérito habrán encontrado en mi como para ofrecerme un espacio en exclusiva y con un título más que sugerente, “Mateando con Jaime”. Después de un año de charlas y reflexiones domingueras, la repercusión en España y en Sudamérica demostraron que las expectativas fueron cumplidas satisfactoriamente, ganándome la confianza de los directivos para la continuidad del espacio por un año más.
De dicha aventura surgieron nuevas relaciones e iniciativas tales como la Mateada Cultural.
Otro acontecimiento que ocupa un lugar destacado en el desenvolvimiento familiar, fue la apertura en el verano del Súpermercado Atlántico, de Julio y Valeria. En un alarde de valor, y confianza en si mismo, desafiando el desalentador panorama que el mundo laboral presenta en España para los jóvenes, ellos apostaron fuerte por Galicia, creyendo en sus talentos y capacidades para salir a delante. A juzgar por los comienzos, no hay dudas de que lo lograrán. No sin sacrificio y esfuerzo, por parte de todos, pero la experiencia sigue su marcha por buen camino.
El desarrollo de nuevas actividades, y una serie de eventos sociales y culturales en León, Vigo, etc. posibilitaron una proyección mayor del Centro de Arte , así como una ampliación de mis relaciones personales, y profesionales. A nivel local, nacional e internacional.
Seguimos haciendo nuevos amigos, pero sin olvidarnos de los viejos y buenos, los de toda la vida. Se trata de sumar, no de sustituir.

“Aférrate bien a tu estrella, las demás te seguirán”


Como ustedes saben, desde siempre he pretendido dar a mis palabras, sentido y coherencia, desde las que dedico a mis alumnos de 5 años hasta las que pronuncio en la radio. Desde lo que escribo en las páginas de un libro a las que comparto por teléfono con mi amigo Tuñón desde la ciudad más austral del mundo.
Sentido y coherencia, como los valores aprendido de mis profesores que en estos días se reúnen para acompañarnos a celebrar los 40 años de egresados. Y a mis compañeros, no ex, los de ayer que lo serán para siempre. Esos que nunca olvidaron los días compartidos en un gimnasio ni las noches junto al fuego de un campamento. Los mismos que me inspiran y me hacen decir:


“La amistad es como el Michay,
de raíces profundas, espinas de distancia ,
y el sabor dulce de los buenos recuerdos”



Si importante fue lo vivido, no lo es menos la ilusión que generan los proyectos para el futuro.
Vienen tiempos de unirse por causas nobles, de luchar contra enemigos desconocidos. Por eso el 2012 no se puede encarar de otra manera que no sea con optimismo,

esperanza y mucha determinación.
Por eso, junto al acopio de víveres y energía que corresponde al invierno, también deberíamos hacer acopio de afectos, de sentimientos y humanidad,

porque nunca se sabe cuando los vamos a necesitar.
Así como siempre podemos estar mejor, también es factible que mayores sufrimientos nos depare el futuro. De modo que, para esos momentos de zozobra, desorientación y angustia donde todo parece perder sentido, hay que aferrarse a esa luz que es la familia y los amigos. Esa que encontramos en la calida mano de nuestros viejos, o en la dulce mirada de un niño.

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