PATAGONIA DE TODOS

El mes de Julio en Argentina contiene varias fechas de hondo calado histórico y cultural, el día 9 se rinde homenaje a la libertad e independencia nacional, el 20 culto a la amistad, y el 28 recordamos la llegada de los galeses a la Patagonia. Una historia de migración de 150 años de antigüedad, no siempre valorada y reconocida en toda su magnitud.

Hoy que mucho se habla de las convulsas relaciones internacionales, de la falta de conductas ejemplares, el comportamiento de los galeses en tierra argentina es la excepción que nos llena de emoción, admiración y orgullo.
Muchas de las ciudades del sur argentino, como Trelew, Rawson, Puerto Madryn, Gaiman y Trevelín, nacieron bajo el influjo de esta colonia de emigrantes, aunque la red de descendientes llega a otras localidades como Esquel, Comodoro Rivadavia, Colonia Sarmiento y muchas otras en el resto del territorio nacional.
A lo largo de este siglo y medio los galeses y sus descendientes fueron capaces de no olvidar sus raíces, de crear una sociedad próspera con el idioma como estandarte, de mantener una estrecha y fructífera relación con los gobiernos provincial y nacional,  con un sentido de la convivencia pacífica  que ya quisieran para sí muchos países. Sin perder un ápice de su identidad cultural lograron también una total integración con la población autóctona y sus costumbres; algo fácilmente comprobable en cualquier momento que el visitante pisa el valle del Río Chubut.  Yo tuve la suerte de conocerlo  en mi infancia, sin sospechar que un día mis pies me llevarían a la tierra originaria de los Celtas, fronteriza con el Atlántico de Irlanda y el paraíso inglés de “The Cotswold´s”.
De la Gales Patagónica uno siempre regresa prendado de muchas maravillas, el entorno natural, la amabilidad de la gente y el arte de vivir de los galeses. Tomar el té en una “casita de Trevelin” es uno de esos placeres que todos deberíamos poder disfrutar una vez en la vida.
Si a eso le agregamos la amistad de personas como Nantlais Evans que con sus poemas y relatos, su participación en los famosos Eisteddfod,  me ayuda desde hace años a sentir las mismas sensaciones de la cultura galesa, el origen celtívero que hoy compartimos desde la Galicia que habito, entonces no puedo menos que  expresar a toda esa gente un sincero  agradecimiento  en nombre del pueblo argentino, deseando larga vida en su desarrollo sociocultural, por el bien de su comunidad y del país entero.


Un sincero y respetuoso abrazo desde el genuino orgullo de “NYC Patagónico”, título honorífico que me dedicara mi amigo Nantlais en mi libro “Líneas de Vida”.  Nacido y Criado en el sur de América del Sur, en esa Patagonia que amamos desde adentro y desde afuera, en esa Patagonia en la que nadie se siente extranjero porque la sentimos como nuestra,  desde que nacemos o desde que la pisamos por primera vez.
Felicidades hermanos galeses, “que el viento sople siempre a vuestro favor, y hasta que volvamos a vernos Dios os guarde en la palma de su mano”.
Jaime Correa Deulofeu. Vigo, Galicia 2015

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