VICUS





En los últimos años hemos sido testigos de la transformación geográfica, política y social del municipio más poblado de Galicia. Un instante y una eternidad al mismo tiempo, porque dos mil años de historia pueden parecer nada si miramos el horizonte y el maravilloso futuro que espera a Vigo.
Del período histórico conocido como Pax Romana, a un presente de bienestar y esperanza. De la herencia cultural de celtas y romanos a la Torre Babel en la que se ha convertido hoy.
Cuando pisé Vigo por primera vez, en Diciembre del 89, apenas podía ubicarla en el mapa, hoy es un referente mundial con paraísos como las Islas Cíes merecedoras de ser declaradas Patrimonio de la Humanidad, meta en la que ya estamos trabajando.


Cada primer domingo de Agosto el pueblo saca en procesión a su Cristo de la Victoria, emblema de la ciudad que desde 1809 recuerda la defensa y expulsión de las tropas napoleónicas que pretendieron invadirla.
Durante este último cuarto de siglo, familiares y amigos han tenido oportunidad de visitarla, conocer sus entrañas, sentir desde adentro las pulsaciones de un pueblo noble y trabajador, que lucha con humildad y determinación en busca de un sitio en el concierto mundial, que sabe adaptarse a la globalización sin perder nunca de vista sus tradiciones, sus raíces.


“Ciudad olívica”, “Puerta del Atlántico” abierta a la histórica emigración gallego-española,  enriquecida hoy con una multitud de Asociaciones y representaciones de inmigrantes de todo el mundo.
El pasado no es nada si no lo asociamos al presente, si no tenemos de dónde agarrarnos para mirar el futuro. La ciudad tiene al Real Club Celta de Vigo, a uno de los puertos pesqueros más importantes del mundo, una factoría PSA Peugeot Citroën con una producción de casi dos mil coches diarios.  Nada comparable al acontecimiento familiar más importante de nuestras vidas, el nacimiento en el Hospital Xeral de Vigo de nuestro querido nieto Martín. Él nos da la fuerza necesaria para ver el amanecer cada mañana con la misma fe y determinación de sus padres y abuelos emigrantes, con el cariño permanente que recibimos del “otro lado del charco”, con la misma ilusión que un día nos hizo llegar hasta aquí.

Por eso y más, hoy brindamos contigo Vigo, por nuestra evolución personal y familiar, por la extensa y entrañable colonia de amigos, por acercarnos un poco más a la conciencia de lo que es tener “Alma Viguesa”…  





  *Dedicado a los vigueses,                                                                                                       a los doscientos mil que hoy procesionan por sus calles, 
a los que ya no están, a los que la aman a miles de kilómetros, 
a los “ciudadanos del mundo” que hoy compartimos su presente. 

Alma viguesa

Querida amiga, rural y marinera, 
ocultos amores te vengo a confesar 
y al mundo mostrar toda tu grandeza, 
tu alma viguesa con sabor a mar.

A tus mañanas frescas volver yo quisiera,
sentirme niño en el viejo Berbés, 
con el canto alegre de los pescadores,
cuando aún el mar bañaba tus pies.

Quedarme allí detenido en el tiempo 
y saber qué fue de tus calles perdidas, 
música de puerto que se hizo silencio, 
matando el recuerdo de cosas perdidas.

Bajada da Pulga, Rúa de Picacho,
rincones que el tiempo me empuja a olvidar 
Mataderos, desengaño y Amargura, 
la letra de un tango parecen nombrar.

Bajar silbando tus calles hasta el muelle, 
con tus aves repetir el mismo vuelo
trepar pegado como enredadera 
por tus balcones floridos hasta el cielo.

Yo te pinto en atardeceres rojos, 
con una farola que llora y que ríe 
tú me devuelves en generoso canto, 
todo el encanto de tus Islas Cíes.

Mástiles y gaviotas en tu horizonte dibujan,
andares de libertad en permanente
visita entre olas que salpican la nostalgia de tus días,
una ilusión que navega, una vida que palpita.

Tranvía del recuerdo de nuevo me llevas, 
por esa alameda hasta el arenal
camelias blancas brotan de tu entraña, 
en toda España no he visto otra igual.

Piratas y corsarios quisieron tus riquezas,
llevarlas lejos dentro de un galeón, 
pero una muralla frenó tu avaricia, 
mostrando Galicia su mejor lección.



Siglo nuevo en un cruce de caminos, 
en este punto cardinal estoy contigo 
tierra celta que me abres tu pasado, 
de tu historia yo también seré testigo.

Como en un cuento de mil romerías, 
arden tus barrios en cada San Juan 
de Tesis a Bouzas se ilumina el cielo, 
Calvario,  Castrelos y el alto Cabral.

Pocos son los rincones de la tierra, 
que un gallego emigrante no ha pisado, 
tristes algunos momentos del pasado 
que la morriña cada tanto desentierra.

El socavón más profundo de tus piedras, 
guarde el cariño que siento por ti, 
y lo proteja de viento y marea, 
para que no sea solo un recuerdo en mí.

Calzada huella de andar peregrino, 
te dejaba Roma su sello imperial 
para que tu alma de piedra y camino, 
se bañe de gloria, de espuma y de sal.

Renaces Vigo con el sol de cada día, 
y engalana Cristo tu imagen hermosa,
que nadie profane tu profunda fe, 
y sigas en pie, “fiel, leal y valerosa”.



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