Tristezas y alegrías de las estaciones
En
cualquier estación, se viven las dos caras de la vida, la amarga de las
despedidas y la dulce de las llegadas.
Este fin de semana en el hemisferio
norte simultaneamos la despedida de la Primavera con la alegría del Verano
llegando.
Comprobar
la inexorable degradación del planeta Tierra conlleva una profunda tristeza,
pero mientras estemos vivos nuestra responsabilidad es hacer todo lo que esté a
nuestro alcance para evitarlo.
Alienta y
anima ver a líderes mundiales adquirir esa conciencia y actuar en consecuencia.
Quienes pasamos la vida amando la Naturaleza y cuidando el Medio Ambiente recibimos
con satisfacción y alegría la Encíclica Papal “Laudato Si” publicada esta
semana.
No es de
extrañar que esta nueva y valiente propuesta de revolución cultural provoque la
ira de aquella parte de la sociedad, rica, que continúa enriqueciéndose con el
deterioro del Planeta y mientras los pobres siguen empobreciéndose.
Salvando
las distancias y con todo mi respeto, la Encíclica presenta el mismo
diagnóstico de mi libro “La Vida del Mundo” (Amazon Kindle), las mismas reflexiones
y recomendaciones para cambiar el rumbo de las cosas. A los orígenes compartidos con Francisco,
terrenales, materos, futboleros, se suma ese punto de rebeldía de querer
cambiar el mundo, por el camino de la No Violencia, plasmado ahora en otra
coincidencia, la ecológica. Como dijo alguien, si continúa diciendo y haciendo
estas cosas, igual consigue que un día vuelva a rezar. Alabado sea.
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